Para Sócrates la virtud está relacionada con el
conocimiento (intelectualismo moral). Esta idea, que cobrará una importancia
aún mayor en el sistema platónico, sugiere que la persona que obra mal lo hace
por ignorancia. Saber qué es lo que se debe hacer en caso, conocer el bien y el
deber es una condición indispensable para hacer el bien, y Sócrates piensa que
aquella persona que conoce el bien lo hará de una forma inmediata. Esta idea
transmite una visión optimista de la naturaleza humana: el ser humano que obra
el malo lo hace por ignorancia, por lo que no es culpable de su maldad. La gran
oportunidad de la naturaleza humana reside, en consecuencia, en la educación.
Para entender por qué se puede considerar a Sócrates y su discusión con los
sofistas como protagonista innegable de la fundación de la teoría moral, cabría
aludir al semblante de Sócrates que inmortalizó Platón en sus diálogos. En la
República vemos a Sócrates convencido de que es mejor sufrir una injusticia que
cometerla, y si damos valor a los diálogos iniciales, encontramos uno de los
mayores ejemplos de integridad y honestidad de la historia de la filosofía:
condenado a muerte de manera injusta, Sócrates asume su muerte y se dirige a
ella, mostrando su respaldo absoluto a las leyes de Atenas, las mismas que
había defendido a lo largo de su vida y que ahora le volvían la espalda. Tanto
por sus ideas como por su vida, en Sócrates encontramos algunas de las
cuestiones morales más importantes de toda la filosofía occidental, tanto para
bien como para mal: la lista de sus defensores ha ido aumentando en más de
veinte siglos de pensamiento, pero también sus críticos: Nietzsche le
considerará el gran falseador de la moral, el responsable de que la vida se
haya visto negada en favor de valores morales con una “presunta” validez
universal. Por ello, dejando de lado las afinidades personales, cabe decir que
Sócrates sigue siendo hoy un emblema del pensamiento moral y que alrededor de
su figura sigue habiendo cuestiones tan actuales como las que él mismo discutió
con los sofistas.
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